BICICLEANDO POR LAS MERINDADES

 km: 46

Nuevo fin de semana en Burgos y ante la posibilidad de mal tiempo, el sábado no lo podía dejar escapar sin coger la bici y darme un voltio, hace tiempo que no hacemos ninguna salidita las dos juntas, y si nos queremos proponer algo bonito este verano hay que empezar ya.

Sábado salí bastante de tarde, incluso tengo que decir que estuve a punto de cambiar la ruta, así que nada mal que ha día de hoy esté escrita aquí. Solo salir un control de la guardia civil, que por suerte no me dijeron absolutamente nada, creo que al ver mis pintas de ciclista con la Batasuni detrás pensaron que no era personaje de interés.... aunque en verdad ellos se lo pierden.

Continué por la N-I con la música a todo volumen hasta llegar al pueblo de Frías, donde dejé el coche en el parking que hay justo debajo del castillo. Se trata de un pueblo precioso, que desde el primer momento que lo conocí tengo que decir que me tiene enamorada y no dejo de pensar en el veranito donde podré desfrutar de alguna mañana al sol en la campa que hay en la parte superior.

Dejé el coche monté a la Batasuni y bajé la carretera hacia el cruce que me tenía que conducir por medio de unos prados verdes preciosos hasta el primer pueblo de mi ruta, Quintanaseca. Allí continué por la pista ancha que me llevaría hasta otro de los múltiples pueblos pequeños que iba a atravesa durante la jornada de hoy, se trataba de Cillaperlata, donde inmediatamente después pasamos por una presilla en el río Ebro que mediante un puente bastante singular pasamos sin problema. De allí por una pequeña pista hasta Merindades de Cuesta Urría, donde empieza la aventura.

Pues si, empieza la aventura porque la Batasuni y yo abandonamos las pistas para adentrarnos en los caminos, empieza el barro, empiezan los charcos y empieza la orientación para intentar llegar hasta Bascuñuelos y de allí.... o no maldición una subidita, dubi dubi dita que una no esperaba, la verdad es que hace tiempo que no ciclábamos y las piernas lo notaban, no fue nada fácil llegar hasta Extramiana, de hecho una vez allí miraba mi cuenta kilómetro y pensaba que ya quedaba poquito, que más o menos estaba en la mitad de la travesía.

Por una pista me dirijo hasta el pueblo de Quintanilla Montecabezas, donde dos hermosos perros sin collar me dan bastante la zurra hasta que consigo huir del lugar, y es que hay que tener un poco de mala leche tener a esos animales justo a lado del panel indicativo, menos mal que unos metros más abajo había un indicador que anunciaba Frías, lugar donde yo me dirigía.

Continué por una pista, que con alguna otra interrupción me presentó los pueblos de Rufrancos, La Prada, las Viadas y por fin Herrán. La verdad es que visto uno, vistos todos, la diferencia es que en este último estaba el desfiladero del Purón, próxima excursión caminando para conocer la provincia, así que me apunté la reseña y hasta la próxima.

La verdad es que se me estaba haciendo un poco tarde, estaba cansada así que rápidamente me dirigí hacia Promediano, el Valle de Tobalina y de allí directa a Frías, donde maldición, no se me había ocurrido nada mejor que dejar el coche en la parte superior del pueblo, así que lo que tocaba antes de descansar era subir y subir....

Cuando uno deja de entrenar se nota, vaya si se nota, al final acabé bastante más cansada de lo que me esperaba, así que ya veremos la siguiente, tengo claro que no puedo dejar pasar tanto tiempo. Una vez la Batasuni nuevamente en el maletero, me fui a comprar algo de beber y algo de comer y hasta otra!





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