3 X V.V.

El título no es un jeroglífico, ni tampoco se trata de un sms, es simplemente una forma de abreviar el viajecito realizado este fin de semana por 3 vias verdes. La vía del Val de Zafán, la vía verde de la Terra Alta y la vía verde del Baix Ebre, y todo esto sin bajar de la bicicleta.

El viernes a las 16h salía el autobús de la Hispano Igualadina hacia Alcañiz, lo mejor de viajar en bici y transporte público, es que hasta el último minuto no sabes si podrás desplazarte con la bici o no, y no lo digo por las dos personas que llegaron tarde y casi pierden el bus sin ni siquiera enseñar la bici al conductor.

El viaje de 4 horas interminables, acabó siendo un viaje de 5 horas igual de interminables, ya que se pasaba y se paraba en todos los pueblos, hasta alguno creímos que lo repetimos. Al final llegamos a Alcañíz, a las 21h, con un frío que pelaba, y el conductor viéndonos en camisetas cortas bien nos lo indicó.

Lo primero, es cumplir necesidades, montar las bicis, las llamadas no contestadas y buscar a un indígena que nos indique el centro…. Perdón, el centro? El centro respecto a que?...uf, no se, el centro de Alcañiz, a bueno, vosotros queréis decir el tontódromo, la zona de bares, pues cuesta arriba. Nuestras caras eran tremendas, pero la cara de los hijos de dicho señor más.

Llegamos a lo que parece la plaza principal del Alcañiz, majestuosa y bonita, y con bares, así que dejamos las bicis y entramos en el Bar Paris, donde Shushi nos sirve nuestras primeras copas mientras deleitamos unos trozos de empanada. El mensajero de Seur solo degustaba vinos, cervezas, cubatas….

Con el estómago lleno y calentito, preguntamos al viejo del lugar por el inicio de la vía verde, ya que queremos dormir en algún sitio cercano, el abuelo, muy amablemente nos indica que no sabe, pero nos recomienda el hostal el triguero, limpio y buena comida. Nos dirigimos al hostal, al menos para verlo, y luego hacia unas obras, y luego hacia una urbanización, al final nos arrinconamos a un lado de una carretera, por suerte poco transitada, y allí pasamos nuestra primera noche gélida e inolvidable.

Con la guasa del día anterior de haber quien era el guapo que se levantaría a las 7h para ir a hacer fotos, y a las 8h estábamos todos en pie y desmantelando el vivac para ir en busca de un café, ya que los cola caos calentitos nos habían sabido a poco.

Volvemos al bar París, la Shushi nos había caído estupendamente, y desde allí planificamos la visita de Alcañiz, castillo y parador incluido.

Hacia las 11.30h de la mañana decidimos empezar la vía. Esta tiene su inicio en un túnel que hay en la carretera de Caspe, y a partir de allí, la emoción de las primeras pedaladas nos embriaga de tal forma que paramos constantemente para hacer fotos, que si esta flor, que si esta casa, que si este árbol, que si que roca más bonita, al final, pues llegamos pasada la 13.30h a Valdealgorfa, donde Ana, por suerte acompañada, nos estaba esperando.

Comemos unos deliciosos bocatas en la estación de tren, y tras disfrutar de una auténtica caída malabárica sin bici, de uno de nosotros, decidimos retomar la vía, por el túnel del Equinoccio, el túnel más largo, 2.200m y no iluminado de toda la ruta… bueno iluminado a medias, ya que un quad nos alcanzó destrozándonos los tímpanos y la vista.

La ruta va subiendo, entre túneles y prados, incluso en algunos momentos empieza a ser agónica la marcha, pero finalmente encontramos un indicador que pone el desvío hacia Horta de San Joan, no vamos bien de tiempo si queremos comprar algo de comida, pero confiamos en el equipo escalador, que en ese momento llama para decir que aún están trepando por la montaña…. Nos lo olemos, otra noche fresquita y sin cenar.

Rally por los campos con las alforjas, estrategias de ataque al súper, tres comandos por tres caminos diferentes… finalmente lo conseguimos, llegamos al súper y compramos la cena, ahora, a descansar con unas cervecitas antes de empezar la misión de búsqueda de lugar para dormir.

Las chicas escaladoras han visto un lugar por la carretera, nos engatusan para ir hacia allá con las bicis, pero error, el kilometraje en coche no es el mismo que en bici, así que a medio camino, los ciclistas deciden hacer una emboscada y no continuar más, o dormimos aquí o dormimos aquí.
Hacemos uno de los mejores vivacs de mi vida, comida caliente, vino, cerveza, mesa, sillas, olivo, mantas térmicas…. Al final comparado con la noche anterior, este ha sido todo un placer.

Al día siguiente, tenemos una baja en el equipo ciclista, y evidentemente una alta en el equipo escalador, así que para que la despedida no sea corta nos vamos a tomar un café todos juntos a Horta de Sant Joan.

Hechas las despedidas oportunas, retomamos las bicis y vamos, esta vez si, por el camino correcto, nuevamente a la vía verde, donde después de una visita rápida a la estación nos adentramos en los numerosos túneles del día de hoy.

El tramo entre Horta de Sant Joan y Xerta, es con diferencia el más bonito y el más divertido, la estación de Bot, el tramo barrancoso con río y pozas hasta la Foncalda, la Foncalda en si misma, donde nos paramos a tomar un tentempié y a remojarnos los pies acompañadas de múltiples ciclistas que tienen la misma idea, los túneles oscuros que provocan nuestras caídas, y es que no tenemos el superfoco del focoman, las vistas sobre el río Ebro y por último el desvío de la vía verde por Xerta made in puebling.

Finalmente llegamos a Tortosa, cansadas, ya que la parte final es muy llana y con el sol, se nos hace realmente eterna. El final, quizás el mejor para una vía verde, una vía muerta en medio de la nada, y a partir de allí búscate la vida para llegar a la estación real de Tortosa.

Antes de tomar el tren de vuelta, bocatas para llevar en el bar de la Ninuska, ya que estábamos haciendo la ruta de los bares rusos, el último también lo tenia que ser, y llamadita al equipo caminante-escalador, misión conseguida, Alcañiz-Tortosa ya está en nuestras piernas.