LES AGUDES

Pensar o simplemente recordar cuando fue la última vez que madrugué para ir a la montaña, ya ni lo recuerdo, y a decir verdad, esta vez tampoco madrugué mucho, ya que simplemente dormí muy poco, simplemente pensé que posteriormente a mi llegada ya haria la siesta.

Habíamos quedado a las 6.00h, así que cuando sonó el despertador a las 5.30h simplemente me vestí como si fuera a hacer una gran hazaña pirineística y recogí mi mochila del suelo, donde estaba preparada desde la noche anterior.

A las 6.00h estaba en el lugar indicado, y Manolo, mi acompañante esta vez, no se hizo esperar mucho, así que sin mucho tiempo en el que pensar, nos encaminamos con el coche hacia la AP-7, el lugar elegido para esta salida prueba del pie era el Montseny.

Paramos un momentin a desayunar en un bar de carretera en Sant Celoni, y de allí sin espera hacia Santa Fe. Iba amaneciendo , así que cada vez se veía más la nieve caída durante la semana y que colapso como nunca a la ciudad condal, y que gracias a ella, hoy podria hacer una invernal sin necesidad de hacer una kilometrada.

Salimos del coche, el parking estaba vacio, desde luego eramos de los primeros en llegar, así que nos pusimos las botas rápido y nos dispusimos a subir hasta el cim de les Agudes.

La nieve estaba perfecta, durita pero no demasiado como para tener que ponerme los crampones, la traza por suerte, también estaba hecha, unos raqueteros y algun andarin había ido por nuestra misma ruta el día anterior.

Subimos por el camino más rápido por el que se puede llegar a subir una montaña, es decir la via recta, el pie respondía sin problema, algún problema en el empuje por falta de la musculatura faltante, pero nada serio y que no se pudira solucionar con un buen tiron de palos.

A las 9.30h de la mañana, conjuntamente con un esquiador que llegaba del Turó de l'Home, conseguimos hacer cima en el pic de les Agudes (1.703 m), el día radiante, sin ninguna nube, y a nuestros pies, media Catalunya nevada y detrás el Pirineo.

No fue un cinco mil, ni un cuatro mil, ni siquiera un tres mil o un dos mil, pero después de años de sufrimiento, la cima de les Agudes fue el Everest para mi, pero con una salvedad, y es que sabía que aún había recorrido, que aún podía subir más alto, ya que todavía no he llegado a la cresta de la ola.

La bajada fue un pelín más complicada, aunque yo para mejorar mis condiciones siempre iba por la zona no pisada, es decir, aquello que todos los montañeros evitamos tanto, pues allí es donde yo me séntía más cómoda.

A las 11.30h ya estábamos abajo, rodeados de domingueros que ahora si que llenaban el párking de coches y niños con trineos. Nosotros un tentempié rápido y hacia BCN, a Manolo le esperaban Carme y Nil, a mi me esperaba la satisfacción de una nueva cima hecha y una camita todavía calentita.