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LA INTEGRAL DEL CANIGÓ

25 julio 2008





Hace muchos años subí al Canigó, y recuerdo que fue uno de los picos más bonitos que he hecho nunca, por las vistas, por la gente y por la própia subida que fue realmente muy bonita.

Hace unos meses, cuando mi compañero de curro estaba con la pata tiesa, le pregunté cual era el pico que le apetecía hacer, y me comentó que el Monte Perdido, gran pico también. Cuando yo estaba con la pata tiesa, el me preguntó cual era el pico que quería hacer y yo le comenté que el Canigó, pero por la cresta del Gasamir.

Pues ahora había llegado la oportunidad, en una charla, una de muchas, mi compañero de piso me preguntó sobre hacer una salida, y allí estaba mi oportunidad, y le dije el Canigó. Al principio creí que la cosa había quedado así, pero más tarde un amigo suyo también sabía la idea y estaba bastante emocionado con la propuesta, por tanto parecía que la idea del Canigó tiraba hacia adelante.

El día antes, la cosa prometía, mientras estabamos preparando la fiesta cockteil en el piso, nosotros estábamos planeando la salida, mapa y refresquito en la mano, y al final solo tres cosas quedaron claras, que yo pasaba a recogerle a las 10, que íbamos en mi coche y que pararíamos por el camino a comprar comida.


Al día siguiente, la primera persona que me llamó para reclamar mi ausencia, fue mi exjefa, que entendió perfectamente mi estado resacoso.... posteriormente me llamó Álex, eran las 11 y aún no había ido a buscarle, evidentemente aún estaba en la cama intentando sacarme la borrachera de encima.

Finalmente decidí salir de mi agujero de alcohol y con valor cogí el coche hasta mi antiguo curro, donde di a mi exjefa los libros requeridos mientras mi excompañera de curro me acompañaba a la farmacia a por unas pastillas milagrosas contra la resaca....pero no fueron suficiente.

La siguiente parada fue en casa de Álex, donde le esperé sentada en el suelo y muy cautelosamente le endiñé las llaves para que conduciera él, yo había hecho suficiente ese día. Luego fuimos a buscar a Adri, y finalmente volvimos a mi casa a buscar todo aquello que me había dejado, ya que el alcohol de la noche anterior empezaba a dejarme pensar algo más.

Tal y si fueramos unos marroquis bajando hacia el estrecho que se habían equivocado de camino marchamos dirección Ripoll, aúnque antes de llegar a Granollers tubimos que hacer una parada de emergencia para que yo continuara vomitando mi alcohol. Más tarde una parada para que Álex y Adri comieran algo, yo estaba demasido KO, luego siestecita para mi hasta llegar a Ripoll.

En Ripoll paramos en el supermercado a comprar, y puedo jurar aquí mismo, que nunca volveré a ir a comprar a un super un día de resaca.... cada minuto que pasaba allí se me hacía eterno, mi estómago flipaba, mis compañeros preguntándome que me apetecería para cenar y encima la dependienta no me dejaba en paz preguntándome de donde había sacado Álex un melon.... y yo que sé.

Finalmente conseguimos salir de ese infierno para mis sentidos y continuar carretera hasta Molló y cruzar los Pirineos por un conjunto de puertos de montaña interminables. A esas horas se suponía que mi resaca debería de estar en horas bajas y yo no entendía como podía tener tanto mareo todavía....bueno si que lo entendía, pero en el estado en que estaba no debía hablar ni criticar la conducción.

Finalmente llegamos al refugio de Marialles, allí nos instalamos, cenamos, jugamos con la cámara de fotos de Adri, y finalmente nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente debíamos caminar un poco.

Efectivamente nos levantamos a las 7 para desayunar, ir a tomar un café al refugio guardado que al entrar....ZASSSS parecía que hubieramos retrocedido en el tiempo hasta los años 80, o bien era una fiesta de disfraces y nadie nos había dicho nada. Con tal alucine volvimos al coche para hacer nuestras mochilas y empezar a caminar.

Al principio todo muy fácil, seguir el camino del GR hasta cruzar el río y posteriormente hasta el Coll de Sagalés, donde al estilo a saco, subimos hasta un minicollado entre el Roc dels Isards y el Gasamnir de baix.

La subida entre piedras, pradera y jabalies huyendo a nuestro paso se nos hizo dura, por el desnivel, por el tobillo, por el sol, por las piedras, y una vez en el primer pico, aún teníamos otro pedregal hasta el Gasamir de d'Alt que era el inicio de la cresta.



Nos dirigímos hacia arriba, todos con los ojos puestos en la cima del Canigó que se veía a lo lejos llena de gente que subía por todos los lados excepto por el nuestro, porque al final a quién se le ocurrió la idea.

Las sensaciones cambiaron cuando llegamos a la cresta, la verdad es que no era de las más duras, todo transcurría por pasos de III, un poco expuestos algunos pero nada del otro jueves. En algunos momentos perdimos un poco la cresta, y lo digo porque por encima, por encima no íbamos, y en otros la seguimos hasta el final.

No miré el reloj, pero creo que en 1.30 llegamos a la cima del Canigó, eran las 16 y no había mucha gente, el día no era bonito, ya que había varias brumas dispersas que no permitían tener una gran visibilidad del paisaje, pero a quien le importa eso? yo estaba emocionadíssima, mi primera cima en un año, el Canigó, se me caían las lágrimas, 4 meses antes ni lo hubiera soñado.


Dejando los sentimentalismos a un lado, ahora tocaba bajar, y la cosa al principio ni tan mal, ya que era sencillamente curiosa el hecho de bajar por las chimeneas, pero luego o bien seguir el camino que zigzagueaba sin parar por toda la montaña o bien meterse nuevamente por el pedregal....a esas alturas mi tobillo no quería ni lo uno ni lo otro.

Finalmente después de una paliza de 10 horas llegamos nuevamente al coche, momento para charlas, para descansar, hacer estiramientos y un pequeño masaje en el río antes de preparar la cena en el refugio.

Creo que todos estábamos cansados, así que justo después de comer, no tardamos en irnos a la cama, el pateo había sido de ordago.

A la mañana siguiente los ánimos estában por los suelos, ninguno de nosotros estaba dispuesto a continuar ni andando ni escalando, lo único que deseábamos era volver a Barcelona, así que nos subimos en el coche y hacia abajo.

Durante la vuelta volvimos a parar varias veces, mareos, hambrunas..... hay que decir que los síntomas esta vez no eran de resaca, bueno es. Al final llegamos a Barcelona con el tiempo justo para aparcar el coche, ducharme y correr hacia Blanes a ver los fuegos

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