DE SON XORIGUER A TRAVELÚGER

Lo mejor de despertarse en medio de una urbanización es que a la mañana siguiente puedes disfrutar de un buen desayuno, es decir de un buen croissant y de un café con leche que en esta isla son caros de ver.

Mientras desayunábamos y recogíamos todas nuestras cosas, al mismo tiempo que retornábamos nuestras hamacas a su lugar, la playa se iba llenando de gente, los primeros bañistas llegaban al lugar.

Este era un día más calmado y lo único que teníamos que hacer era disfrutar de las numerosas calas y de sus preciosos colores que ofrece la zona sur de Menorca, sobretodo en este sector de costa donde nos encontrábamos que bajo mi parecer es de los mejores de la isla y con diferencia.... lástima de...

Pues si lástima que en este sector de la isla los turistas estan a miles o a cienmiles y que a ellos les mola disfrutar de estas playas al igual que a nosotras y esta es la curiosa história que nos pasó en Son Saura.

Llegamos a esta playa paradisíaca donde las haya de buena mañana, allí solamente estábamos nosotras con nuestros kayacs en un rincón de la playa, al otro lado nuestros amigos los otros kayakistas antipáticos y entre nosotros un par o tres de parejas.... así que en general con este paisaje, todo invita a quitarse el bañador y disfrutar de esa cala y de sus aguas....

De repente llega un barco a babor o a estribor, que más da, el hecho es que llega un barco y de repente el desembarco de Normandia, empiezan a bajar turistas y más turistas y muchos más turistas, de hecho una empieza a pensar que eso es un poco ilegal.... y lo peor de todo es que empiezan a extender sus toallas a nuestro alrededor, incluso algún guiri desaprensivo extiende su toalla entre nuestros kayacs, como si no hubiera más sitio en toda la playa...

Me pongo nerviosa, nos ponemos nerviosas y decidimos huir, si huir rápido de esa playa, evidentemente poniéndonos el bikini antes.... y ya os digo que si el desembarco de Normandía había sido masivo, nuestro embarco fue rápido, muy rápido.

Empezamos a remar con la esperanza de poder encontrar una cala donde poder reposar a gusto, pero la sola visión de barcos llenos de guiries desde lejos provocó que continuáramos remando, y así es como pasamos Talaier, Turqueta, hasta que llegamos a Macarella y Macaralleta.

Era medio día, así que no había otra que parar a descansar en una cala llena de gente, conseguimos un rinconcito para dejar nuestros kayacs y fuimos más que afortunadas, ya que el tema kayac también parecía un camino de Santiago, o eras de los primeros en llegar a la cala o bien tenías que remar hasta la siguiente...

Pasamos el día allí viendo como se producía un pequeño incendio en Cala Galdana, viendo como la gente jugaba a palas, viendo como la gente gritaba, como otros hacian la siesta....simplemente disfrutando de la muchedumbre con las que te acogen las calas del sur a principos de julio.

A media tarde decidimos continuar, era sufiente para nosotros aquel disfrute de tanta gente, así que zarpamos para intentar recorrer todas las cuevas posibles que había en ese lugar de costa y poder disfrutar así de más tiempo sobre el kayac y en el mar.

Al final recalamos en Travelúger, una pequeña cala suficientemente apartada como para poder disfrutar de la tranquilidad que teníamos en el norte... pero derepente llegó un kayac y allí estaban los dos vascos que conocimos en Cala Pilar, que alegría, se trataba de muy buena compañía, de ratos de charlas y de risas aseguradas.... de repente aparecen por el horizonte cuatro kayacs más....si efectivamente llegaron nuestros amigos los antipáticos, y con esto ya eramos ocho en la cala para pasar la noche...

Y finalmente la gran sorpresa de la velada, desde el interior de la isla, llegó un indígena con una nevera cargada de cervezas para pasar la noche... y eso era una velada que prometía mucho. La última noche en la isla nos mostraba lo mejor y con muy buena gente... bueno a excepción de los antipáticos.