KAIAC EN LAS GARGANTAS DE L'ARDECHE

Pues si, después de los 20km en Kaiac por el Tarn, más los 150km de desplazamiento hasta el Ardeche, aún estábamos con ganas de navegar más, así que esta vez nos habíamos propuesto hacer 28km, ya que el día anterior nos había sabido a poco.

Desayunamos muy bien en case de Jane, una chambre d'Hotes que las especialistas en cultura y gastronomia francesa conocían muy bien. El desayuno idílico a no ser por la poca grácia que tienen los franceses en el tema del café.

Después nos dirigimos hasta la base de los Kaiacs, donde nos estubieron explicando, en frances, claro, como debíamos bajar el río, como debíamos atacar los rápidos y recomendaciones, y risitas y bueno, un conjunto de bromitas generalizadas para entretener nuestra espera de casi una hora, eso si, los chicos te invitan a un expresso que hace los delirios de alguno de nosotros.

Finalmente, nuevamente nos montan en una furgoneta que nos conducirá hasta Le Pont d'Arc, un maravilloso puente de roca, por el qual deberemos atravesar. Cuando llegamos a la orilla del río confirmamos que el conductor de nuestra van es un francés con mucha cara, ya que de forma muy normal nos indica que el nos baja los remos hasta la playa y que por tanto a nosotros nos toca bajar los kaiacs, bueno sin comentarios.

Una vez en el agua, todos montados en nuestras kaiacs, decidimos dirigirnos hacia Le Pont para hacer las primeras fotos, pero lo que nosotros no sabíamos es que este puente era un trampa mortal para muchos kaiaquistas.... i es que la multitud de aves que anidan en el, hacen de este pasaje una área de minas antipersona que incluso en momentos extremo pueden ser de racimo...Por suerte nadie de nosotros fue tocado ni hundido.

Continuamos río abajo, disfrutando de sus aguas y de las paredes de las gargantas de l'Ardeche, cuando a un lado, en una playa vemos una veitena de canoas ocupadas por dos cascos rojos en cada una de ellas, vaya parece ser que no vamos a estar solos en el río, así que por mutuo acuerdo decidimos adelantarlos rápido antes que ese enjambre salte al río.

Como nuestro ritmo de navegación depende de las instantáneas que íbamos haciendo a lo largo del río, pues al final nos adelantan los cascos rojos, y a lo mejor pensaréis que mal, pero ni tan mal, ya que en el primer rápido, dos monitores se ponen a lado y lado y gritan las indicaciones para pasar con éxito, y moralmente tampoco viene mal, ya que si un niño de 12 años pasa por allí yo también, y así fue, todos pasamos con éxito el primer rápido.

Las horas de las comidas de las diferentes nacionalidades presentes en el río, provoca que a banda y banda se vayan parando los kaiacs, así que nosotros aprovechamos para dirigirnos al rápido La dent noire, y cagada.... pues habíamos dejado a nuestros queridos niños cata rápidos atras y esto se dejó notar. Dos de nuestros expedicionarios volcaron y debieron ser rescatados, una por un inglés muy apuesto que salto al agua tal socorrista en una piscina, y la otra por una kaiaquista altruista.

El resultado de la caída fueron unas gafas de sol perdidas, bueno, más bien intercambiadas por unas Dior de Castefa que ni tan mal...... Eso si, antes de hacer el intercambio nos quedamos con la cara del buceador, ya que este nos lo encontraríamos en todos los rápidos y hasta en....esto lo explico luego.

Continuamos bajando por el río y la experiencia acumulada por los kilómetros y las caídas nos ayudó a no volver a caer en ningún rápido, a partir de ahora las caídas eran más inútiles, las teníamos cuando desembarcabamos del kaiac para comer y descansar en una playita. Bueno quizás era una forma de comer más fresquito, no sé.

Continuamos río abajo, solo nos quedaba un rápido importante, la visita a la catedral y unos cuantos rápidos de poca monta peró realmente muy divertidos, mientras algunos de nosotros se insolaban, otros hacian captaciones temporales de agua....

El tramo final estaba lleno de calitas para descansar al sol, tomar un bañito, relajarse, disfrutar del entorno, y finalmente hacer una carrera al más estilo MU para llegar a la playa final.

Cuando llegamos, un francés, mucho más cordial y amable que el que nos había llevado al inicio de la travesía nos ayudo a subir nuestros Kaiacs, pero me cachis, cuando cogió el mío se dió cuenta de mis intenciones y ese transvase Ardeche-Besos que tenía yo planeado acabó nuevamente en el Ardeche, ya que me vació los muchísimos litros de agua que había conseguido recolectar durante mi descenso.

Unos minutos de espera a que llegaran los últimos ocupantes de la van y sorpresa, el abuelo buceador recapta gafas de sol viajaba con nosotros, evidentemente se hizo el loco cuando le hablamos de las que nosotros habíamos perdido, pero total, con nuestras Dior el cambio no había sido tan malo.

Volvimos más o menos cansados a nuestra chambre d'Hotes donde algunos nos pegamos un bañito en la piscina, ya que no habíamos tenído suficiente agua durante todo el día, otros durmieron y otros se ducharon, pero lo que no falto fué la cervecita antes de ir a cenar, en horario francés claro.

Entramos en un restaurante viejamente conocido por nuestras guias, y es uno de esos restaurantes que solemos decir que estan muy bien pero que sabemos a la hora que entras pero no sabes a la hora que sales, pero lo que esta claro es que sales cenado al horario español. Unos cafes y unas cercecitas y de vuelta a la casa donde nos esperaban unas preciosas camas.... que raro, esas dos últimas noches nadie protestó por dormir mal.

Al día siguiente, compras por el pueblo de Vallon Pont d'Arc, con gimcama incluida para encontrar el hipermarche, y luego, pues volvemos a hacer el río Ardeche pero desde el aire. Ahora paramos aquí, ahora paramos allí, bueno, de parada en parada conseguimos llegar a Avignon a la hora de comer, y como quien llega a la autopista ya no hay cruces para discutir conseguimos llegar a BCN a una hora más que respetable.