HASTA COVARRUBIAS POR EL DESTIERRO

BURGOS-CAVARRUBIAS-BURGOS

Km tot: 98 Km

Esa mañana salí con la intención de encontrar el camino del Cid en su salida de Burgos, de hecho era un intriga bastante grande que tenía, ya que no había sido capaz en ningún momento de encontrar alguna de las plaquitas que señalan el camino, aparte de la gran estátua del Cid.

Por mi equivocación, tal y como muestra la página web del Camino del Cid , esta ruta no pasa por delante de la estatua, sino que entra en una de las calles que hay justo detrás de la estación para salir hacia el camino que se dirige hacia el barrio de Cortes.

La señalización a medida que uno va abandonando la ciudad se va haciendo cada vez más presente, y con la ayuda de los mapas descargados de internet suelo encontrar el camino sin problemas y si no, pues siempre hay un caminante a puesto que me ayuda.

Paso Cortes y me dirijo hacia el Monasterio de San Pedro Cardeña, no sin antes perderme un poquito por falta de señalización. En un cruce me paro para mirar un mapa, no acabo de entender hacia donde se dirige el camino, me adelantan dos alforjeros, así que decido seguirles, tampoco hay muchas opciones.

Voy detrás de ellos a una distancia prudencial, ya que cuando me han pasado ni siquiera me han saludado, y cuando llego al monasterio, allí están parados, descansando. Hago un par de fotos y entonces son ellos los que me piden hacerles una foto, increible, me han hablado!.

En la conversación me entero que son de Burgos, que estan haciendo el camino del Cid, y que al parecer se dedican a hacer un montón de deportes de montaña, así que finalmente nos pasamos los teléfonos, cuando lleguen de Valencia a lo mejor podemos quedar para hacer algo.

Nos vamos los tres juntos, nuestro camino se une por momentos, y abandonamos el monasterio, yo sin visitarlo, ya que era hora de misa y todos estaban demasiado ocupados en otros que haceres, mientras que ellos se tienen que ir sin sellar la credencial.

Ciclamos juntos hasta que llega el desvio hacia Modúbar donde nos despedimos, yo continúo mi camino por la ruta senderista y ellos acortan hacia Salas de los infantes.

En breve llego a un paraje que reconozco con un poco de cariño, se trata de un lugar donde en invierno me quedé encallada en medio de un gran barrizal, que recuerdo aquel. Hoy al inicio del verano no hay ni rastro de todo aquel barro y lo que es mejor, el paraje continua siendo sencillamente precioso.

El gran problema que tiene el camino del Cid es que cuando llegas a un pueblo, ya no sabes por donde tienes que salir, así es que no toca otro remedio que preguntar a un paisano, ya que las señales desaparecen. Este muy amablemente me indica una carretera muy poco transitada que me conducirá directamente al siguiente pueblo.

Al lado de la iglesia, el primer recuerdo del Cid, un mojón bien grande donde está grabada una espadita, que emoción, porque cositas tan pequeñas como estas son las que hacen que un camino sea diferente o sea interesante e incluso sea divertido.

Por enmedio de un bosquecito y de una propiedad totalmente vallada, finalmente llego hasta Cubillos del campo, lugar donde el camino cruza la carretera de Soria y mediante una agradable subida atraviesa una pequeña sierra, allí al más puro estilo Hoollywood una inscripción del camino del Cid, otra vez un momento emocionante en el camino.

Ya en el otro lado de la ladera el camino continúa entre piedras e incluso encuentro algún panel indicativo donde se explica parte del cantar del mío Cid y el lugar por donde se está pasando dentro de la historia del libro.... una maravilla, al menos para mi, que me gusta tanto viajar con un libro y aquí el libro está en la propia montaña.

Llego a Mecerreyes, donde aprovecho para tomar agua de una fuente al más puro estilo Castellano, y tras atravesar el bonito pueblo, me dirijo hacia Covarrubias por la carretera, aquí no hay alternativa, según la ruta claro.

Antes de salir de Mecerreyes, una bonita estátua del Cid, en medio de la nada, grande y suntuosa... una maravilla nuevamente.

Llego a Covarrubias, un pueblo que me ha enamorado desde la primera vez que lo vi, aún es primavera, así que los cerezos estan en flor, y esto hace que el paisaje sea muchísimo más bonito y disfrutón de lo que hubiera yo imaginado.

Cruzo el pueblo y me estiro en el cesped, en una zonita con sol en el merendero que hay al lado del río, aquí como un bodegón con todo relax, el cuenta kilómetras marca 50 km, eso significa que no me puedo entretener mucho, ya que para volver a Burgos tengo que hacer 50 más, con la bici llena de barro como la llevo seguro que no me la dejan subir a ningún autobús.

Después de comer me voy a la plaza del pueblo, me siento en uno de los bares que allí hay y me como un heladito, unos vascos se aproximan para hablar conmigo, quieren saber de donde vengo, les comento la aventura, esta extrañados que una chica sola haya hecho todo eso.

La vuelta decido hacerla toda por carretera, no quiero llegar tarde a Burgos, a más teniendo en cuenta que primero tendré que pasar nuevamente por la gasolinera para poder limpiar a la Batasuni.

La carretera me permite disfrutar de otros pueblos e incluso ver unas casas cuevas o bodegas excavadas en la roca, al parecer el pueblo de mi padre no tiene la primicia en este tipo de edificaciones.

En Revillarruz me meto por la vía verde del Mediterraneo, voy rápido y en un momento estoy en Burgos, al final todo ha sido un total de 98 km, que para ser una matinal nada mal..... y lo mejor de todo, es que las sensaciones de la ruta son muy buenas, por tanto, está claro que en algún momento esta ruta tendrá que caer.

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