ES GRAU - CALA MONCOFAR

Por la mañana nos despertamos con las primeras luces del sol, igual que la familia que teniamos en la casa de al lado, la visión del pueblo d'es Grau delante nuestro y del café que nos esperaba para desayunar hicieron que de buena mañana cayeramos en la tentación y navegaramos nuevamente a la costa.... y allí tranquilamente nos dimos cuenta que una de nosotras se había dejado las chanclas en la playa...

Finalmente tras recopilar todos nuestros enseres nos fuimos a alta mar, pero no muy alta, ya que delante nuestro nos esperaba la Isla de Colom un paraíso de aguas azul turquesa que habíamos descubierto, tanto nosotros como los miles de barquitos y yates que estaban a nuestro alrededor... un lugar para tomar el sol, un lugar para hacer un poco de snorkel un lugar para continuar disfrutando de la isla un día más, un minuto más.

De allí nos dirigimos, muy cerquita de la costa, por los pequeños acantilados que forman la cala de Sa Torreta y su majestuosa torre que nos vigilaba en cada una de nuestras remadas por esta parte de la costa.

Luego una pequeña tirada más o menos rápida para parar a desembarcar en la primera de las calas semidesiertas que encontraríamos en nuestro viaje, donde nos bañaríamos y descubririamos algun pozo donde coger agua fresca, la Cala Morella nou, justo pasado el Cabo de Mossén Vives.

Desde donde estábamos, el faro de Favàritx ya se veía, allí acababa nuestra etapa mañanera, pero acababa una vez pasado el faro, así que aún quedaba un poco de remo por hacer, aun quedaba un buen rato antes de comer, y quedaba pasar nuestro primer faro, quedaba llegar al lugar donde confluyen los vientos.

Una vez nos acercábamos y su silueta se hacia cada vez más presente, de entre las rocas aparecieron nuestros compañeros del coche de apoyo, esta vez no nos habían abandonado, estaban allí animándonos entre las olas y esperándonos a que bordearamos el cabo para compartir con nosotras una deliciosa comida en la cala es Portitxol.

Allí descansamos largmente, debatimos y volvimos a descansar no teníamos muchas ganas de volver a la mar, era un día caluros y el trayecto que nos quedaba por hacer era bastante largo todavía, pero finalmente con los últimos rayos del día decidimos continuar un poquito más, queriamos buscar alguna cala bonita donde poder descansar.

Hay que decir que ese trozo de costa tampoco era muy pródigo en lugares para poder atracar, hasta que a lo lejos encontramos una cala, franqueada por un yatecito, pero la cala era nuestra... miramos en el mapa, Cala Moncofar, sonaba bien para pasar una noche.

Atracamos, nos bañamos, disfrutamos de una pequeña merienda, y antes de que anocheciera, nos subimos arriba de una duna desde donde pudimos ver un maravilloso anochecer sobre el puerto de Addaia, con la tranquilidad que da la distancia.

A la bajada las cabras que vivian en la cala habían desaparecido, se habían ido a otro lugar, nosotras montamos nuestra tienda y cenamos a la orilla del mar mientras anochecía, mientras se nos caía nuevamente la noche encima, nuestra segunda noche en la isla empezaba.